jueves, 3 de marzo de 2016

Las apps son las culpables de la “muerte” de la ley de Moore

Hace algunos meses comentábamos como la ley de Moore tenía los días contandos. Y pese que ha sido el estándar estos años para el desarrollo de los chips, los fabricantes ya están empezando a diseñar sus horas de ruta más allá de esta ley, y buena culpa de esto lo tienen los dispositivos móviles y las apps, que han cambiado totalmente la necesidades de adaptar el desarrollo de procesadores en iteraciones de doblar potencia cada vez.

La tendencia actual es que en vez de ser los procesadores los que marcan el desarrollo del software para que este se adapte a la potencia disponible, ahora son las aplicaciones las que marcan las necesidades de procesamiento, y por tanto, tiran al traste la propia Ley de Moore, con la que los fabricantes deliberadamente marcaban cada paso en la innovación tecnológica. Ahora, la nueva hoja de ruta marca el camino a seguir siempre con los ojos puestos en las aplicaciones y no al revés.

De hecho, las cosas han cambiado tanto que ni siquiera esta hora de ruta promovida por la SIA (Asociación de la Industria de Semiconductores) encaja en el desarrollo de todos los fabricantes, en un momento en el que el móvil está forzado a todos a replantear las formas en la que se desarrollan los semiconductores, fórmula que cada vez se aleja más de la perseguida en el pasado por la ley de Moore, y que en los últimos años eran capaces de duplicar la potencia en el móvil en tan solo un año y mantenerla intacta en el escritorio por más de tres.


Para los fabricantes, ya estar dentro de la ley de Moore ya está bastante más abajo en su lista de prioridades que dar soluciones que se adapten a los nuevos tiempos en los que las apps marcan las necesidades de los procesadores y en los que los datos han emigrado en gran parte las granjas de servidores, que son los únicos que a día de hoy se benefician de que algunos fabricantes sigan aplicando la ley, pero cuyas necesidades cada día son menores.

Las apps están matando la ley de Moore porque el crecimiento exponencial en la cantidad de transistores no puede continuar, y porque las necesidades de duplicar ya no son tan necesarias como hace unos años.

Seamos realistas, el hardware ya es una commodity, y ahora la ley de Moore solo marca que, cada dos años, las posibilidades del usuario se multiplican, aunque eso sí, lo anterior se cumplirá siempre y cuando lo demanden las apps y no lo fijen los fabricantes de semiconductores.

¿Deberían usar tablets o smartphones los niños menores de ocho años?



"Los más pequeños pueden familiarizarse así con las nuevas tecnologías". "Es una aberración que los jóvenes de hoy estén todo el día con el móvil en lugar de jugar en la calle". Opiniones contradictorias como estas pueden escucharse a diario en la calle, haciéndose eco de un debate en el que también se lanzan soflamas como que "los teléfonos nos atontan", como recogía Rocío P. Benavente en El Confidencial. Y la discusión se acalora todavía más si se habla de los smartphones o las tablets para niños.

Un reciente estudio, liderado por investigadores de la Universitat Autònoma de Barcelona y la Universidad Autónoma de Madrid, ha explorado el uso de las tecnologías digitales en menores de 8 años. Sus conclusiones se han plasmado en el informe Niños (0-8) y tecnología digital, el primer documento comparativo a nivel europeo de estas características. El trabajo analiza cómo los menores, principalmente de entre 6 y 7 años, utilizan internet y los nuevos dispositivos digitales en el ámbito familiar. ¿Son recomendables dispositivos como los smartphones y las tablets para niños? Las conclusiones clave del informe son las siguientes:

Los dispositivos favoritos para los menores son la televisión y las tablets.

Este uso se da principalmente para el entretenimiento. La televisión, los smartphones y las tablets para niños son empleadas para jugar, ver vídeos y dibujos animados y, en ocasiones, leer libros digitales. A pesar de que en algunos colegios ya es común utilizar estos dispositivos, su uso en el hogar no está destinado a tareas educativas.

Los menores de ocho años utilizan las tablets y la televisión de forma autónoma, aunque siempre bajo reglas establecidas por los adultos. Por el contrario, los smartphones y los ordenadores son usados de manera más limitada y bajo supervisión. Es poco frecuente que un niño de esta edad tengan un móvil propio ni frecuenten las redes sociales.

Según el estudio, los adultos creen que los niños aprenden por su cuenta a utilizar los medios digitales. Lo hacen observando a otros familiares, principalmente los propios padres o sus primos. Sin embargo, sí necesitan ayuda para instalar o configurar dichos dispositivos, una tarea controlada por sus progenitores. De acuerdo a los científicos, es importante saber cómo los niños comienzan a usar las tablets o los smartphones y la influencia que tiene la mera observación, el juego o la mediación en este aprendizaje.

Además de estas apreciaciones, el estudio apunta los beneficios y los riesgos que pueden tener dispositivos como los smartphones y las tablets para niños. Por un lado, los padres perciben el acceso temprano a la tecnología como un proceso positivo de preparación y familiarización de cara al futuro. "Estos dispositivos necesariamente van a formar parte de las vidas (escolares, sociales y laborales) de sus hijos", señalan fuentes de la Universitat Autònoma de Barcelona.

¿Cuál podría ser el lado negativo del uso de smartphones y tablets para niños? El informe enumera como riesgos la exposición a contenidos inapropiados, tales como sexo, violencia o lenguaje explícito. Sin embargo, el documento especifica que "ninguna familia ha sufrido experiencias especialmente negativas por parte de alguno de sus miembros, y algunas familias no ven efectivo el uso de filtros de control parental".

Estos riesgos están en línea de lo expuesto por otros especialistas, desmintiendo afirmaciones como las realizadas por la compañía Reticare. La empresa fabricante de estas láminas afirma en algunos de sus anuncios que "los niños son más vulnerables". Incluso llegan a citar el ejemplo de Taiwán, país que ha aprobado una ley en la que recomienda un "uso razonable" de estos dispositivos. No se trata, sin embargo, de una medida relacionada con un supuesto daño de la luz emitida por la pantalla de smartphones y tablets como afirma Reticare o sostiene Apple en la función Night Shift implementada en iOS 9.3.

En línea con lo planteado por Taiwán, los investigadores del estudio recomiendan "fomentar la autorregulación del niño en el uso de las tecnologías". Un consejo que poco o nada tiene que ver con una hipotética "luz tóxica" procedente de las pantallas de los smartphones y las tablets para niños.

El informe plantea que se busquen estrategias alternativas a limitar la "conectividad online", para evitar retrasar estas experiencias. Se puede hacer, por ejemplo, fomentando que el uso de estos dispositivos se haga en familia para reducir su empleo individual. Así se podrían controlar los contenidos o actividades que ven los menores de ocho años, principal riesgo citado por el documento. El trabajo se ha basado en un estudio piloto cualitativo en el que participaron setenta familias de seis países diferentes. En el futuro, de acuerdo a los propios científicos, se necesitarán más investigaciones para conocer el uso de la televisión, los smartphones y las tablets para niños.

La modernización del SMS llega tarde y mal

Operadoras internacionales como Deutsche Telekom, Orange o Vodafone junto a la GSMA y Google anuncian una iniciativa que acelere la disponibilidad de los Rich Communications Services que permita evolucionar los prehistóricos SMS. Se hará tarde y mal.


El movimiento, comunicado esta semana en Barcelona, parece el primer consenso firme para la adopción del protocolo que llevaba años para ser implementado debido al conflicto de intereses entre los partícipes.

RCS trata de evolucionar los SMS con un nuevo estándar que permita una funcionalidad más rica: mensajería instantánea, grupos o la posibilidad de compartir ficheros. Esa clase de características que adoptaron los servicios over-the-top como WhatsApp, Line o Facebook Messenger mientras las operadoras perdían el control del timón.

La GSMA y las operadoras no han dudado ni un ápice en anunciar la iniciativa como salvadora de los usuarios frente a las empresas de servicios que, al parecer, nos han encadenado. Año 2016 y las operadoras se congratulan de poder ofrecer chat de grupos, envío de imágenes y un "check" para mensajes leídos; asegurando mejorar la experiencia de los 4.000 millones de usuarios de SMS en el mundo. Lo harán con la tecnología y el soporte de Google, esa empresa de servicios que tan poco gustaba, hasta ahora, a las operadoras.

El discurso cambia cuando es Google el que ofrece la infraestructura y la operadora puede hacer suya la experiencia de ese estándar bajo su propia aplicación e infraestructura o emplear la Plataforma Jibe que hospedará Google bajo el perfil universal que la GSMA ha perfilado. Choca, eso sí, que tras los discursos sobre la no-neutralidad de los dispositivos que han narrado varias operadoras, este sucesor del SMS vaya a estar sólo disponible para Android por el momento, aunque tiene sus puertas abiertas a Apple, Windows Phone o resto de sistemas operativos. Además llega tarde, casi una década tarde. El protocolo se intentó promover y estandarizar desde hace años, destacando la iniciativa de Telefónica, Vodafone y Orange en 2012 con Joyn sin mucho éxito.

Alex Sinclair de la GSMA asegura que “es un desarrollo muy positivo para la industria, y la contribución de Google proporcionará a los operadores una nueva oportunidad de ofrecer una mejor experiencia de la mensajería para los consumidores de todo el mundo”. El problema es que WhatsApp lleva operando desde 2009, con más de 1.000 millones de usuarios, aplicaciones universales y no fragmentadas. Porque Android es un sistema operativo fragmentado, y las operadoras no lo van a cambiar.

Tal vez necesitemos un estándar de comunicación no controlado por nadie, como lo es el email, bajo las demandas actuales, por y para el móvil; pero esta iniciativa promovida por las operadoras para intentar recuperar el control que, desde hace años, perdieron por el camino no lo va a ser. Google quiere su propio servicio de mensajería y las operadoras ceden felices si esto les permite modificar "la experiencia" en pos de recuperar el control perdido.

Medidas desesperadas en tiempos desesperados.

¡t